Ni filósofos ni coaches ni retiros de fin de semana dan con la clave,
aparcada en la niñez,
y después...
soñada más que vivida,
a menudo devaluada con la riqueza y mal casada con el poder,
disfrazada y reducida a un cliché,
a una alegría de cartón piedra,
Es la asignatura sin metodología con más convocatorias,
una mayúscula de nueve trazos y muchos puntos suspensivos,
perdida entre dolores de cabeza y nudos en nuestra espalda...
y en la garganta.
Tal vez, solo haya que pararse a escuchar el breve y maravilloso concierto de la vida,
mirar los colores que amanecen,
visitarnos desnudos y remover los rescoldos de la pureza y,
si es necesario, poner todo patas arriba.
Puede que ese sea el momento de abrazarla, aunque solo sea por un instante...
Felicidad.