lunes, 21 de julio de 2025

Miel en los labios

 Nunca pusieron nombre a ese sentimiento que ni siquiera creían compartido, 

la angustia de aquella timidez adolescente que tanto reprimieron,

la impaciencia por coincidir en fallidos disimulos para mirarse, 

algo intenso y nuevo que les galopaba.

Cuando volvieron a verse dos veces más y en otra perspectiva, se perdieron,

...o no.

No les pudo el desgaste porque no se vivieron, 

solo crecían y se buscaban en unos perfiles imaginados.

Fuera de allí y en la vida de verdad todo se quedó intacto y puro, incompleto y sin final, 

contenido en unas letras prudentes, escondidas en segundas y terceras personas, 

y guardadas en la caja fuerte de una memoria tan dulce como toda esa miel en los labios.



sábado, 5 de julio de 2025

Primeras veces

 Este tiempo de tantas comuniones me ha llevado a un lugar maravilloso en el paisaje de mi memoria, repleto de primeras veces, entre tantas otras olvidadas.

Está habitado por la sorprendente primera vez que vi el mar, 

la indudable inocencia de mi primera comunión que, con los años, me volvió escéptica y me impide comulgar con ruedas de molino.

También anda por allí la ilusión del primer amor,

y el primer beso, que no fue con él.

La constancia de mi primer diario 

y un primer intento becqueriano.

La rebeldía de aquel primer cigarro mareante y el primer tinto barato de una"chispa", 

y de fondo mi primer vinilo.

La primera protesta en esos primeros días de universidad, 

y el primer destino, con mi primer sueldo celebrado, donde enseñar y, sobre todo, aprender.

En un rincón lleno de luz están las primeras sonrisas de mis hijas y sus primeros pasos.

También hay un hueco para el primer gran vacío, el dolor de la ausencia, 

ya florecido en la memoria alegre.

Y cuando ando perdida regreso adonde mis primeras veces.

Y allí está, 

y la reconozco, 

y le abrazo, 

y me ayuda a vivir cada vez como si fuera la última del resto de mis veces




Érase una vez

 Érase una vez la era del phono sapiens,  donde las pantallas se comían nuestros ojos y no nos dejaban mirarnos,  ni soñar,  ni habitar per...