No puede ser siempre verano,
ya no caben nuestros pies en esas huellas,
no podemos volver,
nadie se queda,
y salimos hacia adentro,
por la puerta de "los locos,"
para que no se pudra la sensatez,
con la emoción y la belleza que ensanchan el alma.
No puede ser siempre verano,
pero sabemos dibujar su piel morena,
mover sus brisas, soñar su aroma
y aquel primer beso que estremece y nunca vuelve.
Perdida diacronía, pendiente de ninguna convocatoria,
encontrada en los colores del otoño,
que se acerca sin hacer ruido,
y regala valentía para desordenar tanta docilidad
en este caótico equilibrio.
No puede ser siempre verano,
para marcar por los rincones la tierra que no es de nadie.
Ya no cabe el mar en una botella,
el tiempo deja palabras en la orilla,
para que un verano alguien recoja las más bellas, las más limpias,