Hermano árbol,
me cobija tu sombra y celebro la lluvia,
el mensaje impertérrito de tantos corazones atravesados en tu tronco,
y te abrazo.
Trepo felina tus ramas, de enérgicas figuras Chi kung en otoño,
las mañanas de hojas al viento, embellecidas por el sol que se cuela en tus resquicios,
y perfumas el aire,
y lo purificas.
Te agradezco los frutos silvestres de cada estación,
ser hogar de tantos trinos,
y respeto tus nobles raíces milenarias, fieles testigos de siglos de historia.
Hoy, selvas, bosques, montes, parques y alamedas agonizan en un enorme lecho negro,
crepitan en infiernos provocados,
y oigo tus crujidos ante insensatos taladores que destruyen tus pulmones, por dinero, asfalto, sequía...,
y muerte.
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