Hola tristeza,
puedes pasar,
descarga tu mochila y siéntate a mi lado,
al calor de los recuerdos.
Te puedo ofrecer el adiós más reciente,
la última mirada,
algunas noches insomnes,
el vacío irrellenable,
un aroma persistente,
y un mar de lágrimas.
Sírvete,
tengo tiempo para tí y tu mala prensa,
y no te guardo rencor,
puedes quedarte esta noche,
mañana abriré otra vez mis ventanas al universo,
y pasarán por aquí la luz y la esperanza,
que son bien madrugadoras...,
y te habrás ido de nuevo sin conocerlas.
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