Ahora tiene mucho tiempo para él,
por eso, a veces, busca en la memoria viejos amigos y a quienes ya no están,
descontaminados por el tiempo y el recuerdo.
Más que por lo que hizo, siente lo que dejó sin hacer, algunas asignaturas pendientes.
Y, aunque no puede descumplir años,
se atreve a incumplir y desobecer parte de los que le quedan.
Quiere cruzar las líneas continuas de su penúltimo viaje, que solo sirven para pasar del historial laboral al clínico,
o al olvido,
romper "la lógica",
desoir tanta cacofonía barata o ¿era cacafonía?...
Y, solo cuando valga la pena, decir lo que piensa, sin hipotecas ideológicas, desde sus principios, más que por sus intereses.
Pide el respeto justo por todo lo que acarrea la vejez, sin tanta ñoña condescendencia.
Y aunque a veces le inunde la tristeza, va a defender su alegría, envidiada y criticada por quienes creen que vivir solo es producir, competir y ser útil.
Cuando cruce al después, solo pediría que el aire llevara briznas de decencia y olor a limpio.
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