Lo dejaba para luego.
Y los abrazos caducaron.
Y los ojos se cegaron.
Y la mente se encogió.
Y todos se marcharon...,
y se le secó el alma.
Érase una vez la era del phono sapiens, donde las pantallas se comían nuestros ojos y no nos dejaban mirarnos, ni soñar, ni habitar per...
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