domingo, 3 de agosto de 2025

Érase una vez

 Érase una vez la era del phono sapiens, 

donde las pantallas se comían nuestros ojos y no nos dejaban mirarnos, 

ni soñar, 

ni habitar personajes,

y calzar sus zapatos unas cuantas lunas para entendernos.

y donde era imposible tratar con dioses porque nos matábamos por sus símbolos.

Y hasta hubo un exterminio en nombre de una "Tierra prometida".

Fueron tiempos en los que la libertad se reducía a una selección consumista muy salvaje,

y en los que se creó una IA, cuya A suplantó la del Amor y los Afectos y la de nuestra Auténtica vida.

Un mundo enfermo de mentiras, donde los más crónicos te decían qué pensar, cómo vivir y en qué creer, 

y en las mesas solo se servía ruido,

y se rompía el silencio de tanto pronunciarlo,

y se cerraban puertas para no ver ni oír lo que quedaba detrás:

montones de escombros llenos de gestos pendientes.

Nunca estuvimos tan solos y, a la vez, tan conectados,

nunca hubo tanta inmediatez y tan poco sosiego, ni tantas metas inútiles. 

Y nos perdimos el camino...

 y a nosotros mismos.



Vergüenza

 Tenemos sesión continua del exterminio más cruel y barato de todos los exterminios: 

Aislar

Rodear 

Asesinar

y matar de hambre al resto.

Mientras nuestras panzas de perfil, lucen bien gordas, alimentadas de una discreta y cobarde condena.

No sé si gritar para tapar nuestra vergüenza o para no oír un ruido tan terrible



lunes, 21 de julio de 2025

Miel en los labios

 Nunca pusieron nombre a ese sentimiento que ni siquiera creían compartido, 

la angustia de aquella timidez adolescente que tanto reprimieron,

la impaciencia por coincidir en fallidos disimulos para mirarse, 

algo intenso y nuevo que les galopaba.

Cuando volvieron a verse dos veces más y en otra perspectiva, se perdieron,

...o no.

No les pudo el desgaste porque no se vivieron, 

solo crecían y se buscaban en unos perfiles imaginados.

Fuera de allí y en la vida de verdad todo se quedó intacto y puro, incompleto y sin final, 

contenido en unas letras prudentes, escondidas en segundas y terceras personas, 

y guardadas en la caja fuerte de una memoria tan dulce como toda esa miel en los labios.



sábado, 5 de julio de 2025

Primeras veces

 Este tiempo de tantas comuniones me ha llevado a un lugar maravilloso en el paisaje de mi memoria, repleto de primeras veces, entre tantas otras olvidadas.

Está habitado por la sorprendente primera vez que vi el mar, 

la indudable inocencia de mi primera comunión que, con los años, me volvió escéptica y me impide comulgar con ruedas de molino.

También anda por allí la ilusión del primer amor,

y el primer beso, que no fue con él.

La constancia de mi primer diario 

y un primer intento becqueriano.

La rebeldía de aquel primer cigarro mareante y el primer tinto barato de una"chispa", 

y de fondo mi primer vinilo.

La primera protesta en esos primeros días de universidad, 

y el primer destino, con mi primer sueldo celebrado, donde enseñar y, sobre todo, aprender.

En un rincón lleno de luz están las primeras sonrisas de mis hijas y sus primeros pasos.

También hay un hueco para el primer gran vacío, el dolor de la ausencia, 

ya florecido en la memoria alegre.

Y cuando ando perdida regreso adonde mis primeras veces.

Y allí está, 

y la reconozco, 

y le abrazo, 

y me ayuda a vivir cada vez como si fuera la última del resto de mis veces




miércoles, 11 de junio de 2025

Tregua

 Estoy rodeada y rendida a ejércitos de manzanos, ciruelos, higueras, moreras, almendros, nísperos, olivos y encinas,

a los aromas de mis celindas, del romero y lavanda, de tomillo e incienso, de laureles y rosas.

Las siembras son bancales de tomates, pepinos, pimientos y sandías que prometen.

Y hay  trincheras de pensamientos y margaritas, invadidas por toda clase de aleteos y zumbidos.

Me despiertan drones cantarines de aves, 

y me duermen noches mágicas de luna llena, plagadas de fugaces cuando mengua.

No hay miedos si el ruido de fondo es el cri cri de un grillo insistente, 

o el chirrido chicharrero cuando el sol más aprieta, 

si las batallas son chapoteos, risas y gritos en el agua de los más pequeños.

Esta debería ser su única guerra. 

El campo en verano,

la casa en verano, 

mis hijas en verano,

donde todo es verdad,

y todo es un sueño.

La tregua necesaria para descansar de esa tristeza mundana tan canalla,

y hasta de una misma.



martes, 6 de mayo de 2025

Madres

 No sé qué clase de madre soy porque he pasado por una retahíla de ellas y ningún estereotipo podría definir tantas versiones en esta carrera metamórfica que es la vida, pero sé que no somos buenas madres solo por gestar, ni creo en la típica y tópica madre, techo de virtudes y en un pedestal.

Sé que he sido una madre lactante insomne y agotada,

una madre impaciente que necesitaba desconectar,

la supermami más guapa y sabia del mundo...hasta que son adolescentes y te vuelves una madre mortal, imperfecta y pesada que echa de menos más besos y abrazos y le sobran discusiones.

También he sido una madre profesora, exigente y exigible, que tuvo que aprender a respetar sus tiempos y aptitudes.

Hoy sigo siendo una madre rebelde y resignada, que le enerva la injusticia y le da pereza tanta estupidez,

una madre payasa y disfrutona que se toma en serio la vida,

una madre tierna y vulnerable que les escribe cosas,

una madre cool muy vintage que tararea coplas, lee con Bach y plancha con Leiva,

una madre sabelotodo, 

y una ignorante llena de curiosidad,

una madre gallina clueca, que necesita su espacio y su tiempo, 

una madre que consiguió ser más atrevida con sus miedos,

una madre hija agradecida, de memoria alegre y fuertes raices

una madre escéptica que reza sin rosario y sin dogmas,

y una madre de pies en tierra, que se escapa en sueños...

He sido y soy todas ellas y alguna más.

Y mis hijas multiplicaron esta letanía y mis afectos.

Han sido mi escuela, mi incertidumbre y mi esperanza.,

y a pesar de mis probables errores, ellas son lo mejor de mi vida.

Supieron volar y convertirse en dos mujeres valientes, fuertes, sensibles y tan maravillosamente imperfectas que han hecho de la palabra madre mi privilegio.




jueves, 13 de marzo de 2025

Brujas

 Las mujeres somos mucho más que cuotas, 

Y no queremos pedestales ni empoderamiento que fatigue más que libere, ni que tengáis que recordarnos una y otra vez, como si no lo supiéramos, que somos seres con derecho a decidir en libertad, porque cuando se nos está vulnerando ese derecho, la libertad solo es humo.

¿Qué es lo que no se entiende?

¿Quienes lo están explicando mal?

¿A quienes les interesa solo el continente? 

¿De qué tienen miedo? 

¿Por qué nos llaman feminazis?

Para mí son preguntas retóricas. 

Nuestra lucha por la igualdad nada tiene que ver con otorgarnos rangos de santas e intocables. No olvidéis que fuimos brujas que  quemaron vivas por hechiceras, sabias y herejes.

Así se contó la historia cuando querías ser un alma libre y valiente en tiempos muy negros y  difíciles.

Tampoco hace falta que nos subliméis, no somos perfectas ni falta que hace, ni que nos consideréis seres débiles y vulnerables, porque eso supone una doble lectura de un proteccionismo muy vertical y peligroso para crear yugos disfrazados de sumisión.

Como persona, mujer y feminista no quiero ningún privilegio, ningún derecho especial ni ventajoso, y  tampoco ningún control de conciencia, ni trampas solapadas que impidan la igualdad de trato ante derechos humanos y legítimos.

Prefiero la sensatez y el sentido común a un resentimiento reaccionario, de tantos grupos institucionalizados e instrumentalizados que se están cargando nuestra capacidad individual de pensar y de hablar con plena libertad, no sea que mi opinión chirríe.

Felicitémonos cuando logremos la igualdad real y efectiva, cuando la historia haga justicia a tantas mujeres anónimas e invisibles y cuando se luche codo con codo contra la violencia que sufrimos a diario.

Que nadie mercadee con un tema tan importante, ni se apropie méritos políticos a nuestra costa, 

y menos aún cuando nos salen tantas ranas.

¡Vayamos unidas!

¡Feliz travesia a todas!



                   



Érase una vez

 Érase una vez la era del phono sapiens,  donde las pantallas se comían nuestros ojos y no nos dejaban mirarnos,  ni soñar,  ni habitar per...