jueves, 29 de abril de 2021

Ser madre




Ser madre no sólo es una opción, es toda una revolución. La más maravillosa que me ha pasado nunca y el reto más importante de mi vida.

Seguro que me equivoqué muchas veces, presioné más de la cuenta o contagié algunos de mis miedos.
La respuesta nos la devuelve la vida. Sólo hay que esperar.
¡Crecen tan deprisa!
Mis hijas no son dos gotas de agua.
Bien distintas pero encajables.
Sus diferencias las unen y suman colores a sus vidas y a quienes de verdad las queremos.
Se ayudan si se necesitan, sin celos ni protagonismos.
Cada una intenta ser la mejor versión de si misma.
Cuesta no mezclar sus decisiones con nuestras expectativas, pero volaron hacia sus sueños.
No sé si esa libertad les pueda pasar factura en momentos como éste.
Ellas se hicieron responsables de su elección y de curar sus alas cuando se rompan para no quedarse ancladas.
Saben que la perfección no existe, pero sí el crecimiento que deriva del esfuerzo, la honestidad y la constancia.
No hay ERTES, Paro ni proyectos frustrados que pueda con ellas, que de piedras y caídas ya saben, y resurgen mas fuertes, porque aprenden la lección y aligeran sus mochilas de reproches y culpas.
Me siento orgullosa y agradecida de ser vuestra madre.
Nunca os he preguntado si esto es recíproco.
No me hace falta.
Sé de la complicidad que nace de nuestro cariño,
y proclamo a los cuatro vientos que mi vida con vosotras se llenó de sentido y se multiplicaron mis afectos.
En estos días de retiro "covidero", sois la alegría y la luz que ilumina la incertidumbre de las tormentas por venir.
¡Gracias, hijas!

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