¡Que sean la piedra, el barro, la hoja, la cera o el papiro, fortalezas y barricadas!
y vengan ejércitos de cálamos, plumas o teclas de avanzadilla,
para pelear la estupidez,
con las letras como armas,
millones de alas por aviones de caza,
y ráfagas de luces,
que alumbren la ignorancia,
héroes que liberen sueños de amor y desamor,
y nos devuelvan la memoria.
Puertas y ventanas de par en par,
que las rosas han brotado asilvestradas, fragantes y repletas de bellos misiles en racimo,
perfumando la tranquila aventura de un libro,
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