Arden todos los clavos donde agarrarse,
sobrevuela la paz como una rata voladora,
y la verdad ha quedado multiplicada en su término, sin más;
una milhoja que hubiera que ir destapando,
mientras engullimos mentiras disfrazadas de verdades sin demostrar.
Y las palabras esperan atrapadas en los muros colaterales
de los señores de la guerra y de la ambición: miseria, enfermedad, impotencia, dolor...
Cuando el sinsentido y el sincorazón avanzan,
como esa enorme nube de hombres grises de Momo, que robaban el oxígeno,
solo quedará una loca nostalgia de futuro
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