No se puede volver a alguna parte de donde ya te has ido, aunque estés deseando volver y que vuelvan, encontrar el calor seguro del ayer,
aunque repitas abrazos y despedidas, solo puedes regresar pero no volver.
Y repites paellas y discusiones,
y entras sigilosa en madrugadas de vigilia para escuchar su respiración,
ya sabes que se han ido para siempre, y que tus alas fueron las suyas.
Tal vez un día traigan sus tesoros, sus pequeñas réplicas, cada una con vida propia, anticipando de nuevo la irremediable despedida.
Y cuando ya sabes que se van definitivamente, se encoge la vida y la casa se hace enorme,
y siempre al caer la tarde, queda envuelta en un bello color amarillo ocre, que descoloca mi sonrisa.
Yo también me fui un día
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