¿Ganar o perder?
Hay pulsos en los que solo gana la espada de Damocles,
sumando tierras infestadas de muerte,
y de vergüenza.
Hay partidas de líderes llenas de trampas y falsos envites,
que apuestan a la ruleta rusa, nunca el término fue menos oportuno, y pierden siempre los mismos,
y los aplauden exaltados hinchas, gente agradecida, amorfa y mediocre,
de lenguaje amarillo, aunque alguna vez se utilicen otros colores para seguir haciendo un poco más de lo mismo.
Se llevan la copa del desconcierto y de la mentira.
Hay valientes que dejan familia, hogar y patria,
y muchos sus vidas, en el fondo de un océano, en una frontera o en campamentos invivibles,
que buscan pizcas de ayuda para subsistir,
que echan horas mal pagadas y cobradas con los insultos de quienes no las quieren,
y luchan para ganarle alguna baza a la vida, en partidas tremendamente injustas y desiguales,
intentando conservar su dignidad.
A esos se les llama perdedores.
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