Clara es una paradoja
de piel morena,
luminosa sonrisa
de luna llena,
en cuarto menguante
si tiene una pena.
Ha perdido hace días
a su fiel compañera,
ya no entrena con Neska
enredada en sus piernas,
y le brillan los ojos
siempre que la recuerda.
Es un río de afectos,
al que cierra compuertas
cuando invaden su curso
sin que ella lo quiera.
Valiente y sensible,
callada y discreta,
no pica en anzuelos
que no le camelan.
Nuestro pececito
se volvió sirena.
Y defiende su isla,
y combate las guerras
de este mundo al revés
con su mirada honesta.
Desde algún lugar
plagado de estrellas,
te envían la luz
que enciende la nuestra.
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