Verdad,
otra bonita palabra maltratada.
No nace de las vísceras, del odio, ni de la rabia, porque las emociones nos pueden engañar, por muy honestas que parezcan.
No suena agresiva ni gritona.
Es educada pero firme,
y muchas veces molesta más que la mentira,
por eso se ignora y menosprecia.
No es obligatoria, pero si la eliges no admite alternativa ni que jueguen con ella.
Sólo el arte puede inventarse la vida,
la ciencia no debe,
la historia tampoco,
o como dijo aquél poeta y filósofo, nos puede condenar a repetirla.
Aunque busquemos aliados,
ella siempre resplandece,
para vergüenza de infames, cobardes y mentiros@s.
( de los cuentos que leí a mis hijas)
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