En la orilla de mis dudas,
no hay certeza que me atrape al otro lado.
Ya no creo en los mantras que golpean sueños en mi pecho,
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa...
Ni en censores maniqueos,
conmigo o contra mí.
Quiero mirar con calma,
sin prisas,
para que no infarte el alma.
No me tiendan puentes,
por si me acostumbro a cruzarlos,
y ya no puedo volver.
Aquí estoy bien.