Ya no hay barricadas
como aquellas que abrían caminos.
Las hemos cambiado por alambradas
que cortan sueños,
y por enormes muros,
que sólo proyectan terribles
y alargadas sombras.
Alguna vez retaron al sol y se rindieron a las estrellas. Han llorado mares de emociones, y se han perdido ávidos y curiosos en miles de li...
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