Ya no hay barricadas
como aquellas que abrían caminos.
Las hemos cambiado por alambradas
que cortan sueños,
y por enormes muros,
que sólo proyectan terribles
y alargadas sombras.
Mayo es pies desnudos por la casa, con uñas carmesí, colchas frescas y blancas, y ventanas con visera, aroma a rosas, celindas y melisa, ...
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