Ya no hay barricadas
como aquellas que abrían caminos.
Las hemos cambiado por alambradas
que cortan sueños,
y por enormes muros,
que sólo proyectan terribles
y alargadas sombras.
Érase una vez la era del phono sapiens, donde las pantallas se comían nuestros ojos y no nos dejaban mirarnos, ni soñar, ni habitar per...
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