Ya no hay barricadas
como aquellas que abrían caminos.
Las hemos cambiado por alambradas
que cortan sueños,
y por enormes muros,
que sólo proyectan terribles
y alargadas sombras.
Estoy rodeada y rendida a ejércitos de manzanos, ciruelos, higueras, moreras, almendros, nísperos, olivos y encinas, a los aromas de mis ce...
No hay comentarios:
Publicar un comentario