Tiene trozos de ella en las notas del móvil y en una libreta que, de vez en cuando, comparte.
Escribir calma su impaciencia,
aunque agita más sus dudas.
Pero hoy le cuesta escoger palabras que arrullen la tristeza,
cuando hay tanto duelo y tan poco latido,
cuando se van las risas de pura vergüenza.
A veces escribe con pudor, para entenderla entre líneas,
otras, valiente,
se abre en canal.
Pero le cuesta separar la emoción del pensamiento,
liberar el corazón de sus razones,
y expresarlo todo con honestidad y sencillez.
Y cuando las letras están listas,
duda que haya algo nuevo que decir,
que, tal vez, ni valga la pena,
...y se rompe de nuevo.
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