Me gusta la gente que duda, que abre márgenes a tantos principios,
y la reivindicativa,
que defiende lo justo, con argumentos.
Me encanta bebemorar, con champán o con un buen cava,
siempre hay algún motivo.
Disfrutar de las lunas y los soles del campo y del mar,
y volver al agua cuando los aires vienen difíciles y te secan por dentro.
Me ganan los niños regañados por tener la cabeza llena de pajaros, como los árboles más frondosos,
y los que están en las nubes, porque la Tierra les pesa demasiado.
Quienes tocan música,
y quienes tocan fondo y lo admiten, sin regodeos y sin dar pena.
Me hace feliz recordar, repasar por el corazón ausencias, momentos, canciones, miradas, olores, aquel primer amor...,
y en una tarde de otoño, rehojear albumes de fotos antiguas, cuando no estoy absorta en una trama, en un ensayo o en algún poema.
Adoro a mi familia de sangre y a la elegida,
los amigos del alma son un tesoro. Un saludo con sonrisa me arregla un mal día,
Me desarman los abrazos oportunos y los besos sonoros,
y, sobre todo, las miradas en las que te puedes ver o perder,
y te devuelven sana y salva.
Me gustan tantas cosas...
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