Podemos empezar por aparcar esta serie tan previsible, levantar la manta, cambiar el croma de un presente terriblemente vago,
y mirarnos muy adentro para vernos,
por si estamos varados
en un puerto equivocado.
Tendríamos que romper la rutina de estar vivos,
y el silencio,
y esta sequía,
y poner el corazón sobre la mesa,
en una sola apuesta,
todo o nada.
Si llegamos tarde,
nos habremos ido,
y no habrá escenario.
Que el amor no es un sitio que dejas y siempre está cuando vuelves,
tampoco islas que se divisan cuando baja la marea,
y todo es calma.
Deberíamos transformar el guión
o cancelar para siempre.
Esta vez, muchas uvas iban envueltas en bombas, en odio y en ira,
nada que ver con las del gran John Steinbeck...,
y se me atragantaron.
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