Tengo un arriate cubierto de flores cíclicas,
rellenando la ausencia,
cuando no sabes dónde buscar y crees que el suelo va a hundirse bajo tus pies.
Es como un pequeño ara pagano, rodeado de laureles,
en honor a ese luego desconocido.
Y preside los más bellos crepúsculos y amaneceres, en un mapa de llanura infinita.
Tiene un centinela árbol del amor,
y al lado un frondoso olivo, para aliñar su fruto en cada temporada.
También hay un banco de piedra por si alguien quiere sentarse en silencio,
o lanzar un brindis sin vuelta,
y decir lo que quiera,
o simplemente que los quiere.
Mejor recordarlos con el aliento vital que desprende la belleza.
Sin rezos aprendidos,
ni Amenes con tilde y resignación.
Flores.Huerto.Ara.Olivo.
Laureles.Amanecer...
Perceptible y reconfortante consuelo,
que hace el dolor habitable,
cuando no sabes dónde poner lo que sientes,
cuando todo lo que has paseado vuelve a ser sin ellos.
( Del baúl de mis ausencias)
Me encanta. El lugar es bonito por sí mismo, pero tus palabras realzan su belleza.
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