sábado, 24 de febrero de 2024

La cama abatible

 De pequeña tuvo una cama abatible donde estiraba el alma y se hacía grande.

A veces no la abría y dormía con alguna de sus hermanas o con alguna amiga.

En verano, pies una y cabecera otra.


Compartir amplió su pequeño universo,

Casa para muchos,

coche para todos,

tiempo para cientos, 

y su primera cama grande para dos, y hasta tres, 

si había llantos o pesadillas.


Casi nada solo para ella.


Su mundo ancho y crecido hizo más breves sus sueños.

Demasiado responsable,

demasiado madura.

     

Como tenía que ser.


Y las alas se volvieron de arcilla para abarcar tanto y a todos.


Y en aquel mueble que se cerraba y se abría, tal vez, quedó la niña atrapada.


   Hace poco ha vuelto a recuperarla



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