martes, 25 de junio de 2024

Perder

 Nadie nos enseña a despedirnos sin un fuerte sentimiento de orfandad y de oportunidades frustradas.

Como si nuestra vida solo fuera lo que nos dejan y no lo que conquistamos.

No nos perdonamos la impaciencia de algunos miedos que no dan tregua a nuestros sueños. 

Los padres se llevan la infancia y su escudo protector con ellos.

Algunos amigos y amores perdidos

se quedan con parte de nuestra adolescencia y de nuestra juventud.

Pero hay una selecta y sublime memoria emocional, impresa en un corazón guardián, que siempre nos devuelve lo mejor de cada ausencia, 

y separa en montones distintos las pérdidas y las despedidas...

 si sabes perdonar o perdonarte.

Y nos hace valientes para soltarnos, atrevernos y sentirnos mejores y más vivos.


Ojalá y cuando ya no podamos cuidarnos ni cuidar de nadie,

no seamos un recuerdo apalancado.

Y nos lleven en la memoria, con la llave de las emociones, 

abriendo siempre lo que les haga fuertes y felices.

Sin dependencias que lastren todas las opciones y les anclen en la pena y en la soledad.

 Porque eso es perder



Su sitio

 No sé quedó con quien le cedía el paso si ya le había hecho ceder en todo lo demas.

Ni con quien le abría las puertas cuando le cerraba las más importantes.

Se cuidó de los de un ramito de violetas para adornar sus floreros,

o contentar sus conciencias.

Y de con quienes cumplía más años de los que en realidad tenía.

Tampoco era la bebé de nadie.

Logró su sitio en casa antes de conquistarlo fuera.

Y cuando alguien le preguntó: 

     -¿Qué quieres tú?...

                       Se quedó con él.




viernes, 14 de junio de 2024

Cine

 Me gustaba jugar con mi hija a imaginar la vida de gente anónima con la que nos cruzábamos. 

Nos montábamos en el aire una historia de película que ya la quisiera el mejor guionista. 

Versiones fascinantes de muchas vidas.

Fabulábamos con agilidad el argumento y luego ubicábamos al o los personajes para suponer sus vidas. A veces, solo mirando la cesta de la compra.

Protagonizaban mujeres sumisas y otras valientes y empoderadas. Hombres encantadores y encantados de sí mismos. 

Niñas precoces, vestidas de maduras y un pavo inmenso revoloteando sus cabezas.

Peter Panes que no quieren crecer, 

y niños madurando cuando no les toca.

Infelices parejas, en las que uno no quiere, solo posee, y la otra va llena de dudas o de miedo.

Y nos enternecía el hipotético solitario, amante eterno, aferrado a su recuerdo...y a su perro.

Intuíamos muchos invisibles al fondo, 

detrás de quienes les gusta chupar cámara. 

Y allí estaba el inmigrante, 

culpable de todos nuestros prejuicios.

También gente con luz que regalaba sonrisas.

Y gente amargada y con prisa, exigiendo civismo a la vez que insultaba.

Personas aburridas, que te miraban de arriba a abajo, y otras a los ojos.

Una madre luchadora y valiente, que seguramente se seguía cuestionando si era una buena madre.

Y observábamos, y urdíamos personajes con pequeños gestos de reales desconocidos.

Creíamos, como Aute,

 que todo en la vida es cine...

Ahora, mi pequeña aparece en los créditos de algunas tramas, 

y yo sigo imaginando y jugando con las palabras.


L.C.S.



Ojos

Alguna vez retaron al sol y se rindieron a las estrellas. Han llorado mares de emociones,  y se han perdido ávidos y curiosos en miles de li...