Madre, hija, amiga, hermana,
cuando te hieren ,
cuando te matan,
se rompe el universo
y se nos ahoga el alma.
Y cada lágrima es un mar embravecido,
una marea malva de lucha y resistencia,
y alguna victoria.
Hay que huir,
del silencio cómplice,
del miedo,
de casas con ventanas ciegas,
y de acomplejados y peligrosos cobardes que las ocupan y las destruyen.
Hay que trepar esa ola de falsos y violentos amores,
y denunciar.
Y buscar los trozos,
y abrazarse entera,
y estrujar esa humedad que pesa tanto,
y salvarte...,
y salvarnos.