sábado, 1 de mayo de 2021

Holter

 Veinticuatro horas monitorizado para un diagnóstico,

a veces se desboca, rebelde, incontrolable,
y me sorprendo con la mano sobre mi pecho, como la pintura del Greco, para pactar calma y cierta templanza,
le cuesta desacelerar,
un corazón post Covid, dicen,
arrítmico en sus latidos,
con las cicatrices que dejan la pena, la pérdida y alguna culpa innecesaria.
Un músculo hueco que se acelera con mi vehemencia,
y mejora con brotes de alegría y el oxígeno que insufla algún instante de pura belleza.
En ocasiones me supera, me desborda y suelto las riendas para que disfrute,
bombeando a toda máquina,
por quienes tanto quiso, ya no están y 'morirían" por vivir,
otras veces se recoje afligido en latidos de nostalgia.
No hay holter que lo descifre ni siga su ritmo, cuando se estresa, ama, sufre, disfruta, teme, se sorprende.......,
vibrando en una onda de frecuencia apasionada.

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