Vivir cautelosa, entre dos aguas, un pie en cada mar,
un puente por donde fluyan todas las dicotomías,
intentando encontrar centros de gravedad permanente.
Querer y deber, injusta disyuntiva,
la intermitencia de la felicidad,
ese libro que no quieres que acabe,
y sabes que no hay conquista,
que no va más allá del momento disfrutado.
La alternancia de la vida, entre amaneceres y ocasos,
la ambivalente soledad,
ser isla para contarte,
la vulnerable seguridad,
la pérdida,
lo que se va para quedarse,
la alteridad haciéndose identidad.
Tal vez en eso consista hacer la vida,
querer y deber...,
deber querer
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