Cricricricri,
dejo el libro abierto sobre la tripa, todo en calma, Paula ha llegado a Madrid, su destino laboral en próximos meses, y piensas, ¡ojalá el trabajo le distraiga su morriña por su Graná!,
Clara ha recogido a Neska.La hemos cuidado este finde que se escapó a la playa, y se ha pasado el tiempo esperándola, sin jugar, sin ladrar, sin casi moverse de donde la dejó, para que vuelva a por ella al mismo punto.
Está mayor y dependiente.
No quiero depender de mis hijas, ellas tampoco quieren depender de nosotros, nos gusta ser autosuficientes, aunque ahora yo las obedezca más que ellas a mí.
Cricricricri,
mi pareja duerme a pierna suelta, como siempre, y me produce paz su descanso, a veces somos vasos comunicantes, aunque envidio su rápida desconexión.
Mis noches son, hace años, un duermevela, como si estuviera al acecho, en el borde de la cama para saltar y levantarme ante cualquier mínimo sobresalto.
No sé si madrugar mañana para mí ruta en bici, hace calor y no duermo bien,
Cricricricri,
un dos tres, responda otra vez: criar, crispar, cribar, crisol, criticar, crisis...,
¡Cristo santo!,
me desvelo.
No sé si tomar un Colacao, o mejor una gelatina, tan ligera e hidratante,
Pienso en ellas de nuevo, en sus vidas, sus pequeñas casas de alquiler, la luz que ha subido y el gas se dispara, la gasolina y el coche que necesitan para llegar a sus planes.
Cricricricri,
todas las vueltas que preceden mi sueño
¡Ay los sueños!
¡Tan diferentes los suyos de los nuestros!
Perfectamente preparadas y con planes solo de fin de semana, como mucho de fin de mes.
Son fuertes, valientes y listas, piensas.
Mañana, definitivamente, madrugo y pedaleo.
Cierro el libro, que me tiene tan pillada,
y me abandono a la noche, por si atrapo algún sueño...,
o ese grillo
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