Ojalá y siempre hubiera un cálido abrazo en las frías y largas noches del alma.
Ojalá tuviera tiempo para contar a mis hijas la vida que no vivieron
y que también es suya,
y llenarles de motivos para levantar este mundo que se cae.
Ojalá nunca me venza la melancolía y la pueda escribir,
y me sienta más feliz por lo que es que triste por lo que pudo haber sido.
Ojalá no hubiera cronocorazones
ni plazos estipulados para el dolor,
y el amor siempre fuera pensado y sentido...
y consentido
Ojalá solo fuera lo que la luz va diciendo de mí,
y poder irme joven lo más tarde posible.
Ojalá no perdiera la alegría intentando conservarla,
y no fuera mi propia némesis.
Ojalá cada dicotomía se llenara de matices y de misterios,
contra tantas verdades universales.
Ojalá no hubiera tantos versos perversos en este maravilloso universo.
Ojalá...
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