Cada vez que la hieren,
se rompe por dentro,
y le cambia la mirada,
y se le empapa el alma.
Pero en cada lágrima también hay un mar embravecido,
una marea malva,
un manual de resistencia,
y una victoria.
Salir.
De una casa con ventanas ciegas,
infectada de violencia y de cobardes que la niegan,
de silencios cómplices y ruido de tripas.
Y buscar sus trozos,
y abrazarse entera.
y estrujar la humedad que pesa tanto,
y...,
tal vez, salvar su mirada
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