Los brazos de la rutina son fuertes.
Por eso regresamos a ellos.
Para estar a salvo.
A salvo.
De sueños imposibles.
De asignaturas pendientes.
De navegar misterios
De poner todo en jaque.
A salvo.
De una riada de esquemas.
De un terremoto de dudas.
De la excepción
Y de la normalidad.
Y te arropan
Y te mecen...
hasta dormirnos.
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