Soledad, nacida de un amor preñado de soledad compartida en años, días, horas o minutos.
El tiempo que nos da la vida, para vivir el milagro y la despedida.
Mi alegre soledad siempre de amor acompañada,
de niña feliz, aprendiendo a llenarla de entusiasmo.
Un recinto donde cabe cualquier sentimiento, excepto la tóxica amargura justificada en culpas ajenas.
La vida no tiene víctimas, no se queja, ni da lástima.
No es cómo te dicen ni te cuentan, no es impostada, ni deja cadáveres; contra la guerra siempre la esperanza.
Es una espléndida mujer que te gesta, te renueva y te llena de emocionante vida despedida.
Se recicla en amor, con mayúsculas, para absorberlo y absolverte.
Una biofilia, llena de sentido y sentimientos, que ya nadie te quita si se empeña,
la madre de la soledad alegre.