domingo, 23 de mayo de 2021

Vacunas


Todo está dicho y hay mucho trabajado, pero está claro que queda campo que trillar, en educación y en "privilegios" ancestrales, irrenunciables para algunos y para quienes miran hacia otro lado,
Hice lo que pude con lo que chirriaba en mis aulas, 37 años dan para oír y ver de todo. Después de tanta revolución y tanta lucha, sorprenden más ciertas actitudes machistas en adolescentes, totalmente asumidas como normales.
Es la otra pandemia, con negacionistas de la vacuna Educa,
la primera dosis y la más importante se inocula en casa;
igualdad, generosidad y cariño, contra el miedo,
Si no, volvemos al punto de partida,
y seguimos....
++++++
Seis muertes más,
seis mujeres menos.
Terrorismo silencioso,
el de puertas para adentro,
cuchillos y golpes,
al alma y al cuerpo,
cobardes matones,
llenos de complejos,
de roles milenarios,
adanes perfectos,
en el abuso educados,
en los celos y en el miedo,
el señor de la casa,
de la familia dueño,
y la palmada en el hombro de quienes son como ellos,
por compañera una esclava,
su felpudo y su florero,
no te dejan escapar de su vida con tus sueños;
~La maté porque era mía,
tienen claro su precepto,
como quien mata por dios,
fanáticos sin afectos,
enanos emocionales,
sus hogares son infiernos,
donde quemar a esas brujas,
que vuelan buscando el cielo


domingo, 16 de mayo de 2021

Atrapasueños

 Te mando mi beso de cada día,

las manos, siempre frías,
que calentabas en tu regazo,
te envío las flores, que perfumaban la casa y tu vida,
los crucigramas, un libro,
un lienzo....
tu rosario,
y te escribo.
Te llevo a mis pretéritos;
--¿A que no te vas a morir nunca?
te recupero en olores y en miradas, en tus ratos tejiendo,
en cosas y en casa,
en nosotros,
te susurro una comanda de albóndigas, tortillas, croquetas y arroz con leche,
y te diluyes en los mejores posos,
te sueño en mis recientes y te regreso al sitio de mi recreo,
como en la canción,
luego duele la vigilia inmediata,
la realidad que acaricia y golpea
y te devuelve soñada.
Quisiera atraparlos,
madre.

sábado, 1 de mayo de 2021

Libertad

¡Que sean la piedra, el barro, la hoja, la cera o el papiro, fortalezas y barricadas!
y vengan ejércitos de cálamos, plumas o teclas de avanzadilla,
para pelear la estupidez,
con las letras como armas,
millones de alas por aviones de caza,
y ráfagas de luces,
que alumbren la ignorancia,
héroes que liberen sueños de amor y desamor,
y nos devuelvan la memoria.
Puertas y ventanas de par en par,
que las rosas han brotado asilvestradas, fragantes y repletas de bellos misiles en racimo,
perfumando la tranquila aventura de un libro,
¿Hay mejor garantía de libertad?

Abierto 24 horas

 Hoy trabajo en la distancia para una pequeña fábrica, llena de oportunidades, nostalgias y herramientas de la marca sueños, abre las 24 grietas de sus puertas,

bellos lotes del pasado,
tal vez sublimado en la lejanía, con la garantía del recuerdo bien cimentado y pletórico de ayeres,
de una niña abrazada a su padre, que olía a menta y tabaco.
A mañanas sin colegio, rebujada entre las mantas, cubiertas de historias para leer y contar.
De noches a la fresca, con la abuela y la tía Carmen,
esperando al sereno, su fiel pregonero nocturno.
Desayunos de rebanadas de pan frito, esperando,
mientras la leche cocía y se uperizaba a la antigua usanza,
mañanas de radio,
de discos dedicados,
"el negrito del Colacao", que anunciaba la novela, y aquel Manicomio S.L., antes del almuerzo.
Mi madre tejiendo colores: azul, salmón, blanco, rojo...., para nuestras prendas de domingos y festivos, ( porque antes las mudas estaban contadas y clasificadas),
¡Cómo me gustaba observarla!,
y nunca aprendí ese maravilloso arte envuelto en madejas y ovillos.
Aún no había muchas pantallas, excepto la grande,
todos los domingos sesión continua, palomitas y gaseosas, rodando desde "el gallinero", y parejas recomponiéndose de
sus magreos por la inoportuna luz del acomodador.
Miradas soslayadas, furtivas, cruzándose con tu primer amor,
ese que quedó como asignatura pendiente, sin derecho a convocatoria.
Aquellas interminables siestas, de veranos asfixiantes, pero de carcajadas frescas y voces, silenciadas por una zapatilla amagando en el aire, a la que siempre nos rendíamos.
El rato amargo de mi primera "chispa",
y mi primera bronca, seguida de castigo paternal, en una tarde de decepción y mal de amores,
vinitos en "el Salivilla" y en El Granito de oro,
largas charlas con mi mejor amiga de juventud, intentando arreglar el mundo con lo caótico del nuestro.
La primera clase con adolescentes desconocidos, a quienes les cambiaba el nombre pero les mantuve el cariño para siempre,
el nacimiento de mis hijas, la tierna esperanza sobre mi pecho.......
Todo me llueve de golpe, llena los almacenes del alma y quiere contarse,
en estos fatigosos 500 dias y un millón de noches, de amores huérfanos de abrazos,
y besos al aire, vaciar la angustia y el miedo, abrir resquicios al alma, ventilarla y repasar quién soy,
paradójica introspección para compartir,
en tiempos de cerrojos, mascarillas y distancias,
terapia para tantas soledades frente al eco del espejo, para recordar la fragilidad y lo que de verdad importa,
Abierto por vacaciones

Holter

 Veinticuatro horas monitorizado para un diagnóstico,

a veces se desboca, rebelde, incontrolable,
y me sorprendo con la mano sobre mi pecho, como la pintura del Greco, para pactar calma y cierta templanza,
le cuesta desacelerar,
un corazón post Covid, dicen,
arrítmico en sus latidos,
con las cicatrices que dejan la pena, la pérdida y alguna culpa innecesaria.
Un músculo hueco que se acelera con mi vehemencia,
y mejora con brotes de alegría y el oxígeno que insufla algún instante de pura belleza.
En ocasiones me supera, me desborda y suelto las riendas para que disfrute,
bombeando a toda máquina,
por quienes tanto quiso, ya no están y 'morirían" por vivir,
otras veces se recoje afligido en latidos de nostalgia.
No hay holter que lo descifre ni siga su ritmo, cuando se estresa, ama, sufre, disfruta, teme, se sorprende.......,
vibrando en una onda de frecuencia apasionada.

Reiniciar

Sufro de fatiga pandémica derivada del virus, que asumo y controlo porque sé que es cuestión de semanas o días.
Hay otra, la psicológica, que desgasta más aún si has sufrido una pérdida importante, y es la que, como mucha gente, trato de vencer.
He decidido aplicar ese "carpe diem", que tanto nos llenaba la boca en nuestros años más jóvenes.
Solo está permitido salir a comprar lo básico o a pasear, pues bien, yo aprovecho sobre todo para lo segundo.
Saludo al sol, que me da vida cada día y disfruto igualmente de los días nublados y lluviosos,
que alimentan mi pequeña parte creativa y me aportan tanta belleza.
Mi tiempo confinada me regala miradas introspectivas, que no vienen mal, con el ruido y las prisas de tanto tiempo hacia afuera, y me ayuda a expresar brotes de sentimientos, palabras e ideas de un prolífico "brainstorming" que no cesa.
Estoy leyendo más que nunca.
He desenpolvado el parchís con mi hija, y me han regresado acogedores domingos de mesa camilla y brasero.
Quizás tengamos que recuperar ese "lógico nonsense"de la inocente infancia, que con tanta magia creó Carroll en Alicia en el país de las maravillas, y al que alude mi amigo Tomás Megía en su bonito poema.
Es escapar para encontrarse.
Me tomo el vermut del sábado y del domingo, con almendras recién tostadas y elijo pelis aparcadas por falta de tiempo y por haber comprado en su momento tantas colecciones.
Intento disfrutar de mi burbuja, olvidarme de patentes inhumanas, subastas de salud al mejor, más rico y mezquino postor, y no escuchar chovinistas políticos, negacionistas crispados, ni a periodistas sin escrúpulos, que basan sus principios deontológicos en un top de audiencias.
Me aburren tantos enteradillos en redes, opinando de todo sin saber de nada, o peor aún, algunos analfabetos emocionales que juzgan todo y a todos desde sus más ocultos complejos y prejuicios.....
De repente, llega un instante en el que tu mente hace ¡clip! o ¡crash!
Te rompes y estallas.
Es cuando hay que parar, como Mafalda, y bajarse de esta vorágine y viaje a ninguna parte, alejarse y descansar para después de haber limpiado tanta basura, volver, no hay otra.
La carga se hace más ligera, y subimos de nuevo con esperanza renovada y recuperada.
El dolor es dolor, no sufrimiento, y pasará.
La respuesta para la pregunta del millón;
No sé si de esta saldremos mejores personas y desconozco la metamorfosis que produzca en cada cual experiencias tan fuertes.
Somos quiénes somos, pero creo que si aplicáramos el "sálvese quien pueda", quizás salvaríamos mucho más de lo que creemos,
para empezar, a nosotros mismos.




Mi madre Lola

 Hoy hace un año, mi madre Lola cumplió 97 añitos.

La teníamos entre algodones, pero en algún descuido, este virus arrasador se la llevó dos semanas después.
Pareciera que tuviera claro que era el último.
Mas de 30 los ha pasado sin su compañero de vida,
y nunca fue una enlutada Bernarda Alba, triste y amargada.
Hasta hace poco, lo mismo te hacía un vestido que rellenaba crucigramas imposibles,
Todos tenemos algunos de sus óleos en casa, que pintó de forma totalmente autodidacta.
Pasaba buenos ratos de lectura o preparaba alguna charla para las reuniones con su grupo.
También hacia las mejores croquetas, albóndigas y tortillas del mundo.
Iba a algún que otro viaje interesante y los veranos al mar.
Ahora sus viajes se limitan a su sillón y, muy excepcionalmente, a la iglesia o al parque.
Sus pasos los sostenía un andador y los recogía una silla de ruedas.
Le gustaba hablar del pasado, contarnos anécdotas de su vida, porque se le acabaron las metas, salvo estar en paz con Dios y consigo misma.
Sabía de memoria todos los poemas que mi padre le escribió, desde que se quedó prendado de aquella alegre chiquilla de 15 años, sentada al fresco de una noche de verano,
y a veces nos los recitaba, con un gesto de complacencia y cierta melancolía en sus cansados ojos.
Disfrutaba viendo fotos y vídeos de los nietos y bisnietos, y le agradaba que le llamaran por teléfono o que la visitasen de vez en cuando, aunque a veces tanto lío le cansaba y se ensimismaba en sus recuerdos
Un mes antes de dejarnos le pusieron audífonos, no muy convencida, porque decía que a veces es mejor no oír tanto ruido, ( sabia mi madre).
Los utilizó una semana.
No llevaba bien su proceso degenerativo porque nunca quiso ser una carga y a veces nos escondía su vulnerabilidad, sus pudores y miedos ante lo inevitable.
Cuando aparecían sus crisis del trigémino, (la llamada enfermedad del suicida por el insoportable dolor), estoy segura que tuvo momentos de querer tirar la toalla, pero aguantó y le plantó cara como una jabata.
No era de caprichos.
Su mejor antojo para ella era unos churros con chocolate, y era feliz si los compartía con su hermana del alma, la única que le sobrevive, y con quien mas vida ha compartido.
Su casa le daba la seguridad y el control que siempre ejerció sobre lo que conformaba su vida,
y cuando terqueaba por algo que no quería ni le apetecía hacer, salía con eso de:
"A mi edad me vais a cambiar!"
Ese genio y fuerza en su caracter, le mantuvieron 97 años con nosotros, con una cabeza bien lúcida. Necesitaba, de alguna forma, seguir sintiéndose dueña de sus propias decisiones.
Todo un privilegio que se ha ganado con casi un siglo a sus espaldas, 68 como madre y más de 30 como padre también.




Ojos

Alguna vez retaron al sol y se rindieron a las estrellas. Han llorado mares de emociones,  y se han perdido ávidos y curiosos en miles de li...